viernes, 19 de septiembre de 2008

La ley de educación sexual aún no llegó a las aulas porteñas

A casi dos años de la sanción de la ley que la hizo obligatoria en todos los niveles, la educación sexual sigue siendo una materia pendiente para la Ciudad. La reglamentación de la norma –es decir, cómo debe aplicarse en la práctica– está todavía en veremos. Aún se analiza si los cursos de formación docente optativos pasan a ser obligatorios y el Gobierno porteño admite que recién con el comienzo del ciclo lectivo 2009 tendrá datos concretos sobre las acciones de cada escuela para sumar los contenidos.

Desde el Ministerio de Educación aseguran que las particularidades de la enseñanza del área hacen difícil saber hasta qué punto se cumple con el dictado de clases. "No hay demasiado documentación sobre lo que se hace", admitió la directora de Currícula de la cartera, Graciela Cappelletti.
El principal problema es que la educación sexual no está concebida como una materia en sí misma sino como un contenido transversal que debería integrarse a varias áreas de estudio. "En este momento lo que estamos haciendo, además de los contenidos, es ver cuáles pueden ser los enlaces curriculares", sostuvo Cappelletti.
Lo que determinó la ley 2110, una norma sancionada en octubre de 2006 tras dos años de debate y una esforzada búsqueda de consenso, fueron los lineamientos básicos y en un marco teórico amplio. Hoy por hoy, una comisión integrada por especialistas y representantes de escuelas públicas y privadas continúa trabajando en la definición de los contenidos mínimos obligatorios. Los padresPara muchos padres de chicos en edad escolar, la falta de educación sexual dictada en forma sistemática en las escuelas constituye un problema serio. La mayoría de los consultados coincide en que se enseña poco y que la información llega de manera aislada. Jorge Novali tiene dos hijos. "La mayor está terminando séptimo grado –contó–, y hasta donde sé, no les enseñan educación sexual". Su hija asiste a una escuela primaria pública en Palermo. "En una reunión de padres dijeron que la empresa privada Johnson’s iba a ir a dar una charla. Nosotros le compramos el libro 'Qué me está pasando', pero desde el colegio no hubo más que eso".

Fuente: Clarín