Investigación del Ministerio de Salud
Tres de cada diez chicos, en la provincia de Buenos Aires, sufren sobrepeso u obesidad, según un relevamiento del Ministerio de Salud local entre casi 200 mil alumnos de nivel inicial, primario y secundario. Durante el estudio, profesores de educación física relevaron Índice de Masa Corporal (IMC) de los chicos, que tienen entre 2 y 20 años, y, de acuerdo don los resultados, el 14 por ciento (unos 27 mil) es obesos y el 14,6 por ciento (más de 28 mil) tiene sobrepeso.
Un chico con un padre obeso tiene 40 por ciento más de posibilidades de serlo él también, cifra que sube al 80 por ciento si los dos padres son obesos. Por eso, la mayor responsabilidad radica en ellos -y en todos los mayores que los rodean en su vida cotidiana-, en darles un buen ejemplo en cuanto a cuál es la alimentación sana e inculcarles una vida al aire libre y de actividad física. En las escuelas, una guía oficial será destinada a que los docentes puedan incluir el tema en las aulas. “Queremos que se hable en forma frecuente sobre qué alimentos preferir y cuáles descartar, qué comprar en el bufet de las escuelas y qué no”, explicó Carlos Zabala, a cargo del programa de Salud Escolar de la Provincia. Además, destacó el rol de la Cédula Escolar, una planilla que se entrega cada año a los alumnos para que sus padres la completen con información sobre el estado de salud de sus hijos, además de datos sobre vacunación, problemas alérgicos, respiratorios y otras patologías.
La obesidad y el sobrepeso afecta a chicos de todas las clases sociales, afirmó María Vojkovic, jefa de nutrición del hospital Noel Sbarra de La Plata. A los que están en situación de pobreza, “porque comen con exceso de hidratos de carbono”, y a los sectores medios y altos “porque se llenan de comida basura y golosinas”. La profesional también lamentó que “los chicos de hoy ya no se mueven ni para cambiar el canal de la televisión” y contó que “hay niños con rodillas operadas o con serios trastornos ortopédicos porque su columna y sus piernitas no soportan todo el peso que tienen”.
Una experiencia saludableEn la escuela primaria ‘Joaquín V. González’, de la Universidad de La Plata (UNLP), desde hace 10 años no sirven a los chicos comidas fritas y siempre se ofrece como postre una fruta de estación. Además, no venden chicles, golosinas o chizitos y, aunque hay una góndola con gaseosas, se promueve la venta de agua mineral. Marisa Giovanniello, vicedirectora del Liceo Víctor Mercante (secundario de la UNLP) señaló que “en los últimos meses los chicos piden yogur y ensaladas de fruta y esos productos son los primeros que se terminan”, merced a “una mayor concienciación entre los estudiantes a partir del dictado de asignaturas como biología, donde se introdujeron conceptos de nutrición”. Hace un año, la Cámara de Diputados provincial aprobó una iniciativa para prohibir en escuelas la venta de chocolates, panchos y gaseosas. Todavía falta el aval del Senado. Fuente: Clarín